Tamaño aparente de la fuente de luz

 

 

Resumen: El tamaño de la fuente de luz no es lo que determina su suavidad o dureza. Es su tamaño aparente lo que realmente importa.

Una luz pequeña puede aparecer grande y suave. Al contrario, una luz enorme puede parecer pequeña y dura.

Ejemplo: Considera el sol del mediodía de una mañana completamente despejada. El sol es una inmensa esfera luminosa, muchísimo más grande que nuestro planeta pero se encuentra a una distancia enorme de la Tierra. Por eso, parece pequeña y dura. Gracias a lo que ya sabemos del control núm. 1 (Distancia), sabemos que tiene la capacidad de iluminar de forma uniforme objetos muy grandes.

Solemos asociar paraguas con luz suave y flashes desnudos con luz dura, pero eso no tiene porque ser exactamente así. Lo importante es cómo ve el sujeto a la fuente de luz, no su tamaño real.

¿Qué es lo que hace que la luz parezca más suave? Para entenderlo, debemos aprender a pensar en el sujeto a fotografiar en términos de cuatro zonas de iluminación diferentes. Las cuatro zonas de iluminación en cualquier sujeto son las siguientes:

       La primera se llama “luces altas difusas” y es la zona que consideramos cono la zona iluminada. Es el área donde el sujeto recibe directamente la luz y la refleja o difunde hacia la cámara.

       La segunda se llama “sombras”, y es la zona que no recibe luz.

       La tercera es la zona de transición entre las altas luces difusas (zona iluminada) y las sombras (zona no iluminada).

       La cuarta es la zona se llama “reflejos especulares” y es la zona de reflejo directo de la fuente de luz (altos brillos)

Las fuentes de luz que presentan un tamaño aparente grande producen una sombra de transición amplia y suave. Desaparecen mucho más lentamente a medida que te alejas de la zona completamente iluminada. Las diferencias entre un paraguas plateado reflectante y otro traslúcido en principio podría parecer que el plateado es más eficiente pero no es así.

La luz no solo se vuelve más suave cuando la acercas al sujeto, también se vuelve más potente. Un flash utilizado con una sombrilla traslúcida, se puede poner muy cerca del modelo comportándose como una fuente de luz suave inmensa y muy potente.

No se puede hacer lo mismo con la plateada reflectante a menos que quiera sacar un ojo al modelo con el eje del paraguas.

Los paraguas no son el único modo de transformar una luz dura en suave. También podemos utilizar las paredes y los techos, rebotando la luz del flash.

Los flashes suelen tener un zoom para compensar entre los diferentes campos que cubren los objetivos de distintas focales. Nosotros podemos emplear ese zoom para controlar el tamaño de la fuente que incide sobre el techo o la pared para usarlo rebotado. Lo que alterará la suavidad de la luz generada si mantenemos el resto de los parámetros constantes.

Cuánto más cerrado esté el zoom del flash, por ejemplo a 85 mm o 125 mm, más se concentrará la luz en un punto. Cuánto más abierto, por ejemplo a 24 mm, más se dispersa la luz. Abriendo mucho el zoom del flash y rebotándolo en una pared, podemos crear una inmensa fuente de luz.

¿Por qué rebotar el flash sin pensar en nada más, cuando dedicándole unos segundos podemos controlar el tamaño de la fuente y, por lo tanto, obtener el efecto que deseas? Por ejemplo, podemos apuntar el flash a una pared que tengamos detrás de nosotros y obtener la misma calidad de luz que si utilizásemos una caja de luz o un flash anular. Si estamos trabajando en primerísimos planos, incluso el más pequeño de los difusores puede ser suficiente.

En cuanto a la proporción tamaño/distancia, podemos pensar en una fuente de luz como razonablemente suave cuando su tamaño es al menos la mitad que la distancia que hay entre la fuente de luz y el sujeto. Esto es como decir que un paraguas de 90 cm será razonablemente suave hasta un poco menos de unos 2 metros del sujeto.

PRÁCTICA

Ejercicio con fruta o verduras

En el ejercicio se trata de variar el tamaño aparente de la fuente de luz y observar los efectos sobre el sujeto. El modelo será, en este caso, una fruta, la que prefieras, pero solo una pieza.

Usa una única luz para iluminarla. Seguramente querrás posicionar la fuente para que ilumine algo el fondo y de ese modo te sirva para separar la zona en sombra de la fruta del fondo.

Suaviza la fuente de luz como quieras, rebotada en una pared, con un paraguas, pasando la luz a través de un papel encerrado/vegetal, etc. Lo importante es hacer una serie de fotos con distintos tamaños para la fuente de luz.

En algunos casos, esto implica mover la fuente de luz. O cambiar el zoom de la cabeza del flash o la distancia a la pared donde se refleja (ten la precaución de ir ajustando la apertura de la cámara para compensar las variaciones de distancia).

Intenta mantener la dirección de la luz razonablemente consistente procurando no variar ni el ángulo del flash ni la distancia del flash con respeto al modelo.

Cuando veamos los resultados, prestaremos especial atención a la zona de transición entre las altas luces y las sombras. Esa zona te delatará a la fuente de luz.

 

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